Miénteme mucho, que no quiero oír la verdad...


HUMANIDAD, ES UNA CATEGORÍA QUE ME HA INSPIRADO SIEMPRE.


Siempre, a lo largo de la historia, ha sucedido lo mismo, confirmando que el hombre actual se parece mucho al de otros tiempos.
Miénteme mucho, que no quiero oír la verdad...
Cambian las ropas, los modos de hablar, de comportarse, la tecnología, las grandes urbes, en los entornos, lo continentes en los que nos movemos y desarrollamos, pero en el fondo seguimos siendo siempre iguales. Muchas veces he escuchado la frase de luchar por el progreso de la Humanidad. Confieso que ese término, Humanidad, es una categoría que me ha inspirado siempre, porque he concebido al hombre y a las sociedades en las que se incardina, como eslabones de una cadena, y desde mis tiempos mozos he considerado una obligación, la mas importante cuantas debemos cumplir, progresar como personas, y solo si los individuos progresan podríamos hablar de avance de la Humanidad. Otra cuestión es qué entendemos por progreso, asunto en el que quizás no todos seamos coincidentes.
Pero en muchos de nuestro comportamientos como individuos y como sociedad somos asombrosamente gregarios a lo largo de la Historia. Siempre me he preguntado como fueron posibles las ejecuciones de Luis XVI y otros que se llevaron a cabo en la Revolución Francesa. ¿Es que acaso no tuvieron tiempo para huir? Evidentemente disponían de todos los medios para lograrlo. ¿Qué sucedió? Pues que no querían ver lo evidente. La realidad se encontraba frente a ellos, pero preferían mirar hacia otro lado. ¿Cuantos consejeros de Luis XVI le dijeron que no se preocupara, que no pasaba nada, que eran solo unos cuantos desarrapados, que la Monarquía francesa era muy fuerte? Esas y otras frases similares estoy totalmente convencido que fueron escuchadas por los oídos del Rey ejecutado. Ya se que intentó huir de Francia y que fue capturado, pero ese intento se ejecutó demasiado tarde. Las señales eran obvias desde mucho antes. Y tener razón antes de tiempo es malo. Actuar demasiado tarde, peor.
Y lo mismo podría decir de la ejecución del Zar y su familia en la revolución bolchevique. ¿Acaso no había señales inequívocas en el horizonte? ¿Nicolás II, su mujer, su hijo, sus cuatro hijas, el médico de la familia imperial, un criado personal, la camarera de la emperatriz y el cocinero de la familia fueron ejecutados en el sótano de la casa por los bolcheviques en la madrugada del 16 al 17 de julio de 1918?, según reza su biografía. ¿Acaso no entendieron, no vieron el estado de la sociedad, la convulsión latente en su fondo que llevó a semejantes asesinatos?
Es una constante en el poder. Mirar hacia otro lado. Negar lo real. En alguna ocasión he hablado de lo que llamo "la historia alternativa", la que se cuenta a sí mismo un sujeto para no tener que enfrentarse con la realidad. Lo malo del intelecto, del funcionamiento del cerebro, es que llevan a transformar el interior de la memoria e instalar la versión falsa. Eso sucede con los individuos y con las castas. Por eso se producen liquidaciones violentas a lo largo de la historia.
Pues bien, creo que vivimos un momento en el que la casta política mira hacia otro lado, no acepta la realidad, la quiera transformar conforme a sus deseos, y eso no es posible, y hoy menos que ayer, debido a la circulación de la información/desinformación por los mecanismos actuales.
No creo, ni deseo, ni quiero, ni sugiero, ni alimento, ni propongo sino que rechazo con toda fuerza un movimiento social de porte violento. Una convulsión, para entendernos. Pero una cosa es que yo no lo desee y otra que no se pueda producir si siguen mirando para otro lado, si nos siguen contando historias increíbles, si siguen manejando ciertos medios de información como si la gente siguiera siendo estúpida. Ya no les creen y no quieren aceptarlo. Mal asunto.
Lo peor es que todavía existe un porcentaje de la población española que sigue esa misma técnica. Son los que viven de este Sistema cuya corrupción ya inunda las plazas públicas. Comen, viven y se desarrollan dentro de este modo de vida. Y por ello, bajo ningún concepto, quieren que se acabe. No es cuestión de principios, de ideas, de posiciones conceptuales, de ilusiones, de poesía. No. Se trata del primum vivere, de que viven de eso y no conocen otro modo de subsistir. Por eso no ven las televisiones en las que se relata un trozo de verdad. Por eso quieren que les mientan, que les cuenten cosas que no suceden, que les proporcionen explicaciones inverosímiles a los acontecimientos que golpean. Son la derivada de la casta. Y no son pocos en términos absolutos, pero escasos en términos relativos. Son los que escuchan aquella vieja canción que decía "miénteme mucho, dime que me quieres aunque sepa que es mentira, siguen mintiéndome mucho"
El otro día en Galicia, en una pequeña aldea, pude comprobar como los vecinos, tradicionalmente acostumbrados a votar PP debido a la red clientelar del partido, se sentían indignados con lo que sucede y hablaban si tapujos de ese partido y de que ya no le volverán a votar, porque eso de repartirse dinero cuando muchos de ellos no tienen casi para subsistir, les parece intolerable. En contraste me cuentan, que en una montería de cien personas bien instaladas en el poder económico, casi nadie quería hablar de lo que está pasando, preferían ignorarlo, seguir viviendo como si nada ocurriera, mirando hacia otro lado.
Lo malo es que suceden cosas y cuanto mas tardemos en poner la realidad encima de la mesa con toda su crudeza y proponer soluciones concretas, peor. Los dos grandes partidos han perdido la capacidad de presentar programas que ilusionen, que resulten mínimamente creíbles.  Es verdad que la legitimidad democrática del gobierno actual es indiscutible. Otra cosa es la legitimidad moral. El PSOE, mejor dicho, los dirigentes actuales del PSOE carecen, en mi modo de ver, de toda credibilidad.  No es ya posible un acto PP/PSOE. Se percibiría como un enquistamiento, un encastillamiento del Sistema y provocaría una reacción peor. Asi que urge una Plataforma en la que nos pongamos de acuerdo en un mínimo común denominador de lo que queremos para esta sociedad. Mientras tanto el poder seguirá mirando para otro lado, la casta económico/política silenciando lo real, y algunos mirando medios de comunicación que les cuentan unas historias rosas que nada tienen que ver con la realidad.
El hombre... el hombre cambia tan despacio...

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